domingo, 13 de marzo de 2011

El hombre estaba sorprendido. Pensó que era un nombre de fantasía, pero no pudo imaginar qué vendían.
Entró.
Se acercó a la señorita que estaba en el primer mostrador y preguntó: «Perdón, ¿esta es la tienda de la verdad?».
-Sí, señor. ¿Qué tipo de verdad está buscando? ¿Verdad parcial, verdad relativa, verdad estadística, verdad completa?
Así que allí vendían verdad. Nunca se había imaginado que aquello era posible. Llegar a un lugar y llevarse la verdad era maravilloso.
-Verdad completa --contestó el hombre sin dudarlo.
«Estoy tan cansado de mentiras y falsificaciones», pensó.
«No quiero más generalizaciones ni justificaciones, engaños ni fraudes.»
-¡ Verdad plena! -ratificó.
-Bien, señor. Sígame.
La señorita acompañó al cliente a otro sector, y señalando a un vendedor de rostro adusto, le dijo: «El señor le atenderá». El vendedor se acercó y esperó a que el hombre hablara. -Vengo a comprar la verdad completa.
-Ajá. Perdone, pero, ¿el señor sabe el precio?
-No. ¿Cuál es? --contestó rutinariamente. En realidad, él
sabía que estaba dispuesto a pagar lo que fuera por toda la verdad.
-Si usted se la lleva -dijo el vendedor- el precio es que nunca más volverá a estar en paz.
Un escalofrío recorrió la espalda del hombre. Nunca se había imaginado que el precio fuera tan alto.
-Gra... gracias... Disculpe... -balbuceó.
Dio la vuelta y salió de la tienda mirando al suelo.
Se sintió un poco triste al darse cuenta de que todavía no estaba preparado para la verdad absoluta, de que aún necesita­ba algunas mentiras en las que encontrar descanso, algunos mitos e idealizaciones en los cuales refugiarse, algunas justifi­caciones para no tener que enfrentarse consigo mismo...
«Quizá más adelante», pensó. 

miércoles, 9 de marzo de 2011

Que difícil es hablar de los sueños, porque nunca sabemos muy bien cuando dan inicio, pero si cuando terminan. Son ellos los mejores guardianes de nuestros secretos y verdaderas intenciones. Pero a veces los sueños se termina. Se terminan cuando te despertas solo; o cuando alguien viene y te despierta. No importa como lo hagan; pueden despertarte a los gritos, con una caricia, o con un silencio ensordecedor. Y ahi, una vez despierto te das cuenta que sin sueños estas jodidamente vivo.

lunes, 7 de marzo de 2011

Las vivencias duran un tiempo limitado,y si son positivas,generalmente poco.Los recuerdos,en cambio,quedan.Son fuertes e imbatibles.Por mas que quiera borrarse un momento de la consciencia,nada puede hacerse.Es cuestión de tiempo.
TIEMPO.Ese que se hace corto cuando vivís tus días mas felices y se expande las noches largas de insomnio.Ese que participa en la apresurada manera en la que vivís las mejores cosas.Cual hombre con sed que por tomar mucho y rápido vuelca todo el agua,en vez de caminar la cuerda floja la corres porque es fantástico:entonces de repente no te caíste y llegaste al otro lado.Llegaste,pero no querías llegar en realidad.Te gustaba la cuerda,la adrenalina,la posibilidad de caer.Te gustaba la inestabilidad,te gustaba mirar hacia abajo y no llegar a divisar el piso, y después levantar la vista y sentirte muy cerca del sol. 
Ahora sólo cada tanto recordás tu paso.De vez en cuando revivís en tu cabeza ese caminar,esa emoción,esa inexplicable sensación.Pero jamás como la vivencia en sí.Sin embargo, un día te diste cuenta que era tiempo de conformarse.Ahora sólo te dedicas a ser feliz a través de las memorias.Volviendo al pasado,reviviendo de la mejor forma lo sucedido.Pocas son las veces que alguien se percató de lo bueno que estaba viviendo en el momento justo.La mayoría de las personas estúpidamente esperan a que pase para tratar de disfrutarlo así.
Es un círculo vicioso.Una estúpida guerra entre recuerdos y realidad,memorias y hechos.A decir verdad,es una simple línea.Muy finita, y generalmente difícil de encontrar,pero vigente por y para siempre

martes, 1 de marzo de 2011

La pregunta sobre si podemos luchar contra el destino siempre será un misterio,pero la gran cuestión es qué pasa cuando dejamos de luchar contra él