martes, 29 de junio de 2010


Tengo el recuerdo de cuando era chiquitita y caminaba por la calle con mi mamá y veía algún tipo de escalón y lo primero que hacía era subirme. Pero no seguía hasta que mamá me daba la mano. Caminaba, sabiendo que esa diversión y tranquilidad de estar de su mano iba a tener un final. Pero en realidad nunca quería terminar de asimilarlo, aceptarlo, entenderlo, porque si no no lo disfrutaba tanto. Si en algún momento mamá me soltaba, me caía, y volvía a empezar, de su mano nuevamente. Nunca perdía confianza, nunca, por más que me haya soltado más de una vez. Y cuando finalmente llegaba al final, lloraba. Quería volver a empezar ese camino, pero esta vez si lo había terminado, no había perdido, pero en realidad había perdido mucho. Entonces cada vez que me subía a un nuevo escalón decidía asomarme por el costado para asegurarme que sea largo y duradero, si no me bajaba. Porque la felicidad por un rato no sirve, es más el sufrimiento de un final que lo que se disfruta en ese corto tramo. Sea como sea, a veces mis ojos me engañaban, y veía un escalón larguísimo y en realidad era más corto de lo que creía. Y cuando no me equivocaba, caminaba despacito, despacito, para disfrutarlo más. Y cada vez me agarraba más fuerte de la mano de mamá.Solo puedo relacionarlo con algo del presente: esa mano con la que me sostengo sos vos, ese escalón es nuestra relación, y ese llanto infantil es ahora un llanto adolescente...

viernes, 25 de junio de 2010


En los finales es cuando uno hace la balanza, y se da cuenta de todo lo bueno y todo lo malo que vivió. Notamos que las cosas buenas son fantásticas, y lo que sucede con lo negativo, que hasta en algunos casos supera a lo positivo, es que ya nos acostumbramos a nuestras propias miserias. No parece tan malo. Ya aprendimos a vivir con eso, que hasta nos haría falta. Y de repente, ¡todo termina! ¿Por qué? ¿Por qué hay que cortar con la rutina, con lo que venía y, aunque tal vez no era lo mejor, ya me había acostumbrado?
Los finales no son finales, son comienzos. Eso explican los optimistas: el final de una etapa implica el comienzo de una nueva.:

domingo, 20 de junio de 2010


"Más aún, jamás había tenido intención de quererle. Había una cosa que sabía a ciencia cierta, lo sabía en el fondo del estómago y en el tuétano de los huesos, lo sabía de la cabeza a los pies, lo sabía en la hondura de mi pecho vacío... El amor concede a los demás el poder para destruirte.
A mí me habían roto más allá de toda esperanza
..."

miércoles, 16 de junio de 2010


Es lindo triunfar en algún aspecto, pero les aseguro que es mucho mejor cuando, para ese triunfo, diste todo lo que pudiste y más. Por más que te quejaste, pensaste "¿y ésto para qué?", tuviste ganas de mandar todo a un lugar muy lejano (o no tanto), cuando ya lo lograste, la sensación es única y te das cuenta que VALIÓ LA PENA, y por unas semanas, o días, o minutos, o segundos (todo depende la persona), sos una persona cien porciento conforme con vos mismo.
ESAS son las pequeñitas cosas por las que hay que vivir y no tirar la toalla (porque hasta los más mancos la siguen remando).

lunes, 14 de junio de 2010


No te pongas mal, esto es una lección: persevera y triunfarás, y si no hay triunfo, habrá que seguir perseverando. Me parece que las verdaderas muestras de querer algo y esforzarse por conseguirlo, es seguir aún después del supuesto fracaso. No existe perdida de tiempo ni de energía, porque todas las experiencias y todos los aprendizajes no te los saca nada ni nadie. Como te dije hoy, lo que importa es el camino. Pensalo si no como la vida: un largo camino que finalmente nos lleva a la muerte, lo que hay que valorar es el camino.

sábado, 12 de junio de 2010

Nuestro ámbiente nunca fue el mejor colegio para aprender sobre amor, siempre lo supimos. Viviamos rodeados de factores que nos perjudicaban. Sin director, era imposible que no seas vos el que tomabas las decisiones. Y yo, como tu única alumna, de esas alumnas que se sientan en el primer banco y prestan atención toda la clase, que fingen saber todo pero que en el fondo no saben nada de la vida, y aprovechan todas y cada una de las clases para saber un poquitito más. Sin rectores, sin inspectores, sin un sistema que te espíe un poquitito para saber cómo le enseñabas a este joven corazón. Por lo tanto, hiciste lo que quisiste. Me enseñaste como si no existieran materias ni recreos, horas ni relojes, sin respirar un minuto, y no me quejé. ¿A quién se le ocurre cuestionar la manera de enseñar de un profesor?...

jueves, 10 de junio de 2010

Es tan notoria la cantidad de cosas que dejo de hacer porque no quiero enterarme de alguna realidad ! Sé perfectamente que cuando actúe de cierta manera voy a ver algo que no quiero, entonces directamente no actúo. Al menos me queda la duda, al menos siento que hay alguna chance de estar equivocada; pero no quiero comprobarlo. No hay ciego peor que el que no quiere ver. Y bueno, no hay ciego peor que yo: la que no quiere ver lo que realmente está pasando porque disfruta de dudar y de sentir de que tal vez esté equivocada..

domingo, 6 de junio de 2010


Te estoy sintiendo de nuevo. Ahora otra vez. Y cada vez que tomo aire para respirar, vos estás ahí. Y no tengo dudas, no tengo por qué tenerlas. Te siento como en aquel día en el que te sentí por primera vez. Pero ya no quiero sentirte. Porque te siento pero no te tengo, antes te tenía, ahora es solo sentir tenerte, y cuando quiero darme vuelta y devolverte la caricia que no me diste, no te veo. Y me doy cuenta de que estoy sola, y de que no tengo a nadie; y de que esta vez la soledad no me hace bien...

miércoles, 2 de junio de 2010


El no diferenciar lo que quiero de lo que necesito me hace mal. tampoco sé qué es lo que quiero o necesito. quiero necesitar y necesito querer, y aparte de eso, necesito y quiero muchísimas cosas más que aún necesito definir. entonces ya no sé cómo actuar, qué hacer y qué no hacer, qué aceptar y qué no aceptar, a qué animarme y a qué no animarme, y al final todo se convierte en un eterno ta-te-ti que me va a dar lo que peor me haga, así soy yo....